Pensemos que una persona alfabetizada es la que sabe participar en las prácticas sociales propias de la cultura escrita. Esta concepción de la lectura y de la escritura como práctica social es clave, pues implica unas habilidades que van mucho más allá del conocimiento de las convenciones del código escrito. Cuando se afirma que la alfabetización se prolonga a lo largo de toda la vida se está queriendo decir que estamos siempre aprendiendo a participar en nuevas prácticas sociales de lectura y de escritura, de acuerdo con las nuevas exigencias de la actividad académica, profesional, social, de ocio, etc.
En esta concepción del uso de la lengua como práctica social es fundamental el concepto de género discursivo, que se refiere a las formas del discurso que usamos en las diversas esferas de la actividad social. Aprender a hablar y a escribir quiere decir aprender a plasmar nuestro discurso en las formas genéricas propias de cada ámbito de actividad social. Y el lector competente identifica estas formas genéricas, reconoce su función comunicativa, anticipa los significados y transita por el texto mediante las ayudas que este le proporciona.
Via jmanuelgarrido