Junto a estos obstáculos, el autor señala la importancia de estar atentos a cómo se está llevando a cabo la evolución del aprendizaje, el cambio en la difusión de contenidos y cómo estos pasan de ser un producto a un servicio.
Las tendencias a tener en cuenta a partir de ahora son:
- Los estudiantes cada vez gastarán menos en libros de texto digitales al uso, mientras que el material de autoedición de calidad irá creciendo porcentualmente en el mercado de contenidos educativos.
- Aparecerán más agregadores de contenidos educativos con nuevos modelos de negocio, como los servicios de suscripción. Por el contrario, las instituciones de enseñanza se convertirán en los principales editores.
- Medir el compromiso del estudiante y su actividad en relación a los contenidos educativos digitales será fundamental para las empresas de tales contenidos y será uno de los mayores generadores de ingresos de servicios para las editoriales.
- La transición a los contenidos digitales dentro de la industria de los contenidos educativos dará lugar a un importante mercado centrado en la consultoría para el sector educativo.
- Por último, el libro de texto, tal y como lo conocemos, irá perdiendo su importancia y se transformarán en formas más adecuadas para un contexto digital (calcula que entre el 60 y 80% de todos los contenidos de aprendizaje en venta serán digitales), como el acceso móvil (el 90% de los estudiantes americanos tienen poseen un móvil con el que poder acceder a sus materias de estudio). A su vez, el aprendizaje online alcanzará el 50% de los cursos de educación superior.
En definitiva, los cambios han comenzado, y son cambios lo suficientemente importantes como para tener en cuenta otros cambios estructurales y de paradigma educativo, adecuados a esta transformación de acceso al conocimiento académico.
Via
Lorena Acosta,
Claudio A. Clarenc,
Adriana Marichal